MILENIO
Memorias de Felipe Calderón
Ramón Cota Meza
El presidente Calderón ha venido barajando opciones sobre su futuro personal. Prestaría un servicio a México y a su propio partido si publicara sus memorias como presidente en un plazo más o menos breve, un año, digamos.
Sería un gran éxito de venta aquí y en otros países. Podría pensarse también en un documental que circule en internet en versiones española e inglesa. Sería el corolario de una presidencia democrática, un aporte de México para el mundo.
“Memorias”, no “informe”: una reflexión personal sobre las decisiones, los hechos y los avatares de su presidencia, que vaya al fondo de las cuestiones políticas sin perder de vista el barro de que estamos hechos.
Esta opción no elimina otras que él ha venido considerando, como dar clases en una universidad extranjera. El contenido de sus clases podría ser su propia experiencia presidencial. Sería un banquete para los estudiosos de la política y la economía, los periodistas, los historiadores, los escritores, la clase política y el público en general. Los teóricos del “estado fallido” estarían en primera fila.
En un país donde la tradición de las memorias presidenciales es incipiente, Calderón podría sentar un precedente firme de compromiso con la verdad. Las memorias conocidas dejan mucho que desear. La más interesante es Mis tiempos, de José López Portillo, que aun espera una apreciación justa; la de Miguel de la Madrid es más bien administrativa; las de Carlos Salinas apologéticas y defensivas; Ernesto Zedillo ha guardado silencio; Vicente Fox… ¿ha escrito algo que valga la pena?
Todas las presidencias están sujetas a la confrontación de sus grandes planes con lo inesperado. De esa confrontación resulta algo distinto a lo soñado, pero son pocas las memorias que relatan con honestidad y eficacia la trama de las circunstancias y la evolución de la conciencia personal.
Contra la opinión de muchos, creo que el gobierno de Calderón será recogido por la historia como un sexenio fecundo en un mar de dificultades, contingencias, frustraciones, decepciones e incomprensión. Calderón no tiene porqué esperar ese juicio, bien podría adelantarlo, alimentando la discusión con material de primera mano. De hecho ya ha empezado a decir “incomodidades”; falta que se proponga exponerlas de manera implacable ante la historia.
En lo personal me interesa saber algunas cosas. Por ejemplo, cómo fue que México bajo su gobierno, después de ser el patito feo de los patotes de la OCDE, terminó creciendo más que casi todos ellos. Sospecho que este vuelco encierra grandes enseñanzas para México y el mundo. El mantra de las “reformas estructurales” como condición del “crecimiento sostenido” se desvanecería.
Obsérvese que el equipo de transición del presidente electo Peña Nieto ha dejado de hablar de ellas. En vez de eso anuncia que sus prioridades serán la transparencia y el combate a la corrupción. Tales terminaron siendo las prioridades de Felipe Calderón por la fuerza de las circunstancias. Cada día es más claro que la única reforma estructural que necesitamos es la del propio gobierno. Si éste funciona con transparencia, austeridad, honestidad y eficacia, lo demás vendrá en consecuencia.
Otra cosa que me interesa saber es cómo enfrentó Calderón la escasez de colaboradores confiables y eficaces en sus propias filas partidistas, qué sentimientos experimentó al descubrir que estaba bastante solo. La información y la reflexión sobre esta realidad podrían ser de gran ayuda para su partido ahora que discute su refundación.
Será muy importante saber cómo tomó la decisión de lanzar el combate al crimen organizado. Creo que la decisión era impostergable, pero falta reconstruir las circunstancias inmediatas que lo llevaron a tomarla. Sospecho que una muy importante fue el macabro desafío de la “Familia Michoacana” el día de su toma de posesión.
También será importante saber cómo fue descubriendo que el enemigo estaba en casa. No estoy sugiriendo que lo ignorara, sólo digo que confirmarlo en el ejercicio de gobierno ha de ser una experiencia muy impresionante, no sólo para su seguridad personal y la de sus seres queridos, sino para la marcha e integridad de su administración.
Asunto de gran trascendencia es la relación del gobierno federal con los otros poderes y órdenes de gobierno. Ningún otro gobierno en la historia de México ha tenido relaciones tan intensas y frustrantes con los gobiernos de los estados como el de Felipe Calderón. Ahí hay grandes enseñanzas para el futuro inmediato del país.
No quiero terminar sin preguntar por qué no desarrolló una política de transición hacia fuentes de energía no convencionales y una economía verde. El informe 2011 de la Secretaría de Energía es muy pobre en este aspecto. No digo que no se hayan hecho cosas, digo que no hubo una política ordenada con metas realistas y mensurables.
Acopio de grano. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos informa que un comerciante mexicano ha hecho la compra de grano más grande del mundo desde 1991: más de millón y medio de toneladas de maíz a entregarse entre 2102 y 2014. “Es una muestra de que México siente el riesgo de asegurar el maíz a futuro”: analista Richard Feltes (Financial Times, 02/08).
Twitter: @cota_meza
Memorias de Felipe Calderón
Ramón Cota Meza
El presidente Calderón ha venido barajando opciones sobre su futuro personal. Prestaría un servicio a México y a su propio partido si publicara sus memorias como presidente en un plazo más o menos breve, un año, digamos.
Sería un gran éxito de venta aquí y en otros países. Podría pensarse también en un documental que circule en internet en versiones española e inglesa. Sería el corolario de una presidencia democrática, un aporte de México para el mundo.
“Memorias”, no “informe”: una reflexión personal sobre las decisiones, los hechos y los avatares de su presidencia, que vaya al fondo de las cuestiones políticas sin perder de vista el barro de que estamos hechos.
Esta opción no elimina otras que él ha venido considerando, como dar clases en una universidad extranjera. El contenido de sus clases podría ser su propia experiencia presidencial. Sería un banquete para los estudiosos de la política y la economía, los periodistas, los historiadores, los escritores, la clase política y el público en general. Los teóricos del “estado fallido” estarían en primera fila.
En un país donde la tradición de las memorias presidenciales es incipiente, Calderón podría sentar un precedente firme de compromiso con la verdad. Las memorias conocidas dejan mucho que desear. La más interesante es Mis tiempos, de José López Portillo, que aun espera una apreciación justa; la de Miguel de la Madrid es más bien administrativa; las de Carlos Salinas apologéticas y defensivas; Ernesto Zedillo ha guardado silencio; Vicente Fox… ¿ha escrito algo que valga la pena?
Todas las presidencias están sujetas a la confrontación de sus grandes planes con lo inesperado. De esa confrontación resulta algo distinto a lo soñado, pero son pocas las memorias que relatan con honestidad y eficacia la trama de las circunstancias y la evolución de la conciencia personal.
Contra la opinión de muchos, creo que el gobierno de Calderón será recogido por la historia como un sexenio fecundo en un mar de dificultades, contingencias, frustraciones, decepciones e incomprensión. Calderón no tiene porqué esperar ese juicio, bien podría adelantarlo, alimentando la discusión con material de primera mano. De hecho ya ha empezado a decir “incomodidades”; falta que se proponga exponerlas de manera implacable ante la historia.
En lo personal me interesa saber algunas cosas. Por ejemplo, cómo fue que México bajo su gobierno, después de ser el patito feo de los patotes de la OCDE, terminó creciendo más que casi todos ellos. Sospecho que este vuelco encierra grandes enseñanzas para México y el mundo. El mantra de las “reformas estructurales” como condición del “crecimiento sostenido” se desvanecería.
Obsérvese que el equipo de transición del presidente electo Peña Nieto ha dejado de hablar de ellas. En vez de eso anuncia que sus prioridades serán la transparencia y el combate a la corrupción. Tales terminaron siendo las prioridades de Felipe Calderón por la fuerza de las circunstancias. Cada día es más claro que la única reforma estructural que necesitamos es la del propio gobierno. Si éste funciona con transparencia, austeridad, honestidad y eficacia, lo demás vendrá en consecuencia.
Otra cosa que me interesa saber es cómo enfrentó Calderón la escasez de colaboradores confiables y eficaces en sus propias filas partidistas, qué sentimientos experimentó al descubrir que estaba bastante solo. La información y la reflexión sobre esta realidad podrían ser de gran ayuda para su partido ahora que discute su refundación.
Será muy importante saber cómo tomó la decisión de lanzar el combate al crimen organizado. Creo que la decisión era impostergable, pero falta reconstruir las circunstancias inmediatas que lo llevaron a tomarla. Sospecho que una muy importante fue el macabro desafío de la “Familia Michoacana” el día de su toma de posesión.
También será importante saber cómo fue descubriendo que el enemigo estaba en casa. No estoy sugiriendo que lo ignorara, sólo digo que confirmarlo en el ejercicio de gobierno ha de ser una experiencia muy impresionante, no sólo para su seguridad personal y la de sus seres queridos, sino para la marcha e integridad de su administración.
Asunto de gran trascendencia es la relación del gobierno federal con los otros poderes y órdenes de gobierno. Ningún otro gobierno en la historia de México ha tenido relaciones tan intensas y frustrantes con los gobiernos de los estados como el de Felipe Calderón. Ahí hay grandes enseñanzas para el futuro inmediato del país.
No quiero terminar sin preguntar por qué no desarrolló una política de transición hacia fuentes de energía no convencionales y una economía verde. El informe 2011 de la Secretaría de Energía es muy pobre en este aspecto. No digo que no se hayan hecho cosas, digo que no hubo una política ordenada con metas realistas y mensurables.
Acopio de grano. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos informa que un comerciante mexicano ha hecho la compra de grano más grande del mundo desde 1991: más de millón y medio de toneladas de maíz a entregarse entre 2102 y 2014. “Es una muestra de que México siente el riesgo de asegurar el maíz a futuro”: analista Richard Feltes (Financial Times, 02/08).
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