jueves, 20 de octubre de 2011

Crónica del homenaje a dos Artistas Negroguerrerenses

Festejan a dos gran Artistas de la música en Guerrero Negro


* Información del profesor Jesús Villavicencio


Guerrero Negro, B.C.S.-
El pasado 2 de octubre llevo a cabo el homenaje a dos gran artistas que por más de 50 años de la trayectoria los negro guerrerenses reconocen la carrera artística de Jesús Martínez Chávez y Fernando Villavicencio Arce, el evento se realizo en el salón Fundadores donde acudieron cientos de familia para apoyar y reconocer a esto dos grandes artistas de esta parte alta de municipio de Mulegé.
Jesús Martínez Chávez y Fernando Villavicencio Arce, fueron merecidamente homenajeados por su trayectoria de más de 50 años de música por la fraternidad de músicos de esta región, respondiendo a la convocatoria de este grupo de leales y entusiastas amigos, quienes espontáneamente se dieron a la complicada tarea de unificar a la mayoría de colegas para que de manera solidaria y por voluntad propia, participáramos en un evento masivo con el fin de rendir un humilde pero justo y merecido reconocimiento a estos dos pilares de la música norteño
Así las cosas, fue posible el reencuentro de colegas músicos que en el pasado integraran diferentes grupos musicales y que en la historia de la música en Guerrero Negro, han dejado una imborrable huella amenizando toda clase de celebraciones familiares, sociales y populares, desde la creación del primer grupo musical moderno en Guerrero Negro, es decir, que utilizara equipo electrónico de audio, hasta las nuevas generaciones de jóvenes músicos que hoy por hoy son los que han tomado la estafeta que los grupos predecesores les hemos heredado.
Los grupos que amenizaron este homenaje son agrupaciones musicales de antaño, entre los que contamos a Chalitos del Norte, grupo Géminis, Tesoneros, Los Nobles del Norte, grupo Guerreros, Los Astros del Norte además de las nuevas generaciones de organizaciones musicales como Tremendos Nueva. Generación, Contentos del Pacífico, Furia Tropical y Nuevo Horizonte.
Desde la desaparición del salón de actos de la comunidad, templo irremplazable de la convivencia familiar y social de los negroguerrerenses, jamás los bailes populares en Guerrero Negro volvieron a ser lo que en aquel entonces significaron, que ni aun con la presentación de grupos y artistas profesionales de reconocimiento nacional e internacional habían conseguido llenar el aforo del nuevo salón social Fundadores.
¡Pero qué grata sorpresa nos dio el público de Guerrero Negro! ansioso de eventos con verdadero espíritu de solidaridad, armonía y convivencia familiar, cuando desde las dos de la tarde, hora en que se había programado el inicio del evento, con enorme satisfacción empezamos a observar la llegada de familias completas, muchas de las cuales hubieron de viajar desde diferentes comunidades y rancherías vecinas, a la par de quienes residen en esta salinera población, para manifestarles el apoyo incondicional a nuestros homenajeados.
Este servidor suyo fue abordado en la tarde del 14 de septiembre pasado, por Francisco Javier Cortés Torres, René Villa Espitia, Laurencio Meza Arce y Jorge Arce Villavicencio, para hacer de mi conocimiento este proyecto que ya habían echado a andar, invitándome a participar, a lo que independientemente de que uno de los homenajeados fuese mi hermano Fernando, siempre estoy y estaré dispuesto a colaborar en beneficio de cualquiera de mis colegas músicos, por lo que mi respuesta fue de inmediato afirmativa.
No había tiempo para ensayos ni guiones, así que de una manera natural y espontánea cada quien se ubicó en la función necesaria, sin importarnos para nada la poca o mucha experiencia que pudiésemos tener en la organización y desarrollo de cualquier evento público de esta naturaleza.
Llegado el momento nos vimos de pronto como un equipo perfectamente organizado. mientras nuestro querido "Larry" y este servidor suyo conducíamos el programa, Eduardo Patrón se encargaba de los controles del audio, en la mesa de honor, Miguel Ruíz, Jorge Arce, René Villa y Laurencio Meza Arce entregaban los sencillos pero valiosos documentos, no solo a los homenajeados, sino también a los músicos participantes y seguidores de estos, a la par que a personajes de la comunidad reconocidos por su gusto por la música norteña y que de muchas formas siempre han apoyado a nuestros grupos musicales, allá en la puerta de acceso las esposas de los organizadores se encargaban del control del ingreso del público mientras en la barra Carlos Arce Villavicencio no se daba abasto para atender a los sedientos parroquianos quienes sudorosos por el calor humano y del clima exigían con premura sus bebidas , de tal suerte que para las tres de la tarde ya se había llenado el aforo del salón fundadores para sorpresa de nosotros y los mismos asistentes.
Familias completas que hacía años no compartían un evento semejante se saludaban con gusto entre sí, adolescentes y jóvenes entraban y salían del local mientras los niños corrían y jugaban por todo el salón en franca y agradable armonía.
Fue verdaderamente emotivo volver a ver bailando y disfrutando a Florentino y Jesús Grado, Don lalo y pachita Villavicencio, Ernesto Ramos y esposa, José Luis Quiroz y esposa, el prieto Ruíz y esposa, a mis hermanos y sobrinas, María Jesús, Reynaldo, Marina, Fabiola y esposo, Asiyadeth, Talpita, José Manuel, Marcos, Víctor, Jesús Martínez jr. y sus hermanas, Rogelio Urías y katty, Juan Luis Aguilar, Sireida, pancho Herrera y esposa, pepe y Mónica Magaña, Reynaldo Villavicencio (burrito) y esposa, José Amado Aguilar y Monchita, doña lita Arce de Higuera y sus hijas, pancho y toña Ojeda, Fausto Aguilar y esposa, toño López y esposa, chencho y Santana López, chabela, lalo Cota y Angelina, chuy Romo, chicha Leyva, Alberto Aguilar, en fin, tantos y diferentes amigos que me sería imposible mencionarlos a todos, pero que a todos sin excepción, los familiares y amigos de Fernando y de Jesús, les estamos profundamente agradecidos.
El acto se había planeado para culminar entre las siete y ocho de la noche, pero se hizo tan emotivo e impactante que este se empezó a prolongar en virtud de que los concurrentes bailaban y disfrutaban, conversando y conviviendo con verdadero gusto y alegría como desde mucho tiempo no lo hacían, sin demostrar la más mínima intención de retirarse, al contrario, el ambiente de fiesta y algarabía crecía y se mantenía con una intensidad inusitada mientras el transcurrir del tiempo continuaba y continuó hasta pasada la una de la mañana del lunes.
Por otro lado nunca falta quien pretenda sacar ventaja personal de actos como este, pero lo más decepcionante y reprobable es el hecho de que la citada y negativa actitud provenga de un compañero músico, quien de dientes para fuera pregonara su enorme espíritu de solidaridad y apoyo a todas luces falso, hacia sus compañeros de oficio.
Hasta aquí el comentario porque este tipo de personas no merecen nuestra atención por lo que tampoco citaré su nombre pero todos sabemos a quién me refiero.
Por el lado positivo fue muy grato escuchar los variados y distintos comentarios a manera de felicitación por el extraordinario alcance de este evento sugiriéndonos que estas acciones no deben ser por solo una vez, animándonos a repetirlo con frecuencia.
Por mi parte debo dejar muy en claro que nada tuve que ver en el diseño y organización de este acto y que mi participación se dio al igual que la de todos los demás compañeros músicos, con el único propósito de apoyar a este grupo de compañeros que tomaron la iniciativa de homenajear a estos dos pilares de la música popular, recalcando que el crédito completo es para ellos y sus esposas a quienes a continuación nombro:
Jorge Arce Villavicencio y Norma Angélica Liera de Arce, Francisco Javier Cortés Torres y Yesenia Arce de Cortés, René Villa Espitia y Gabriela Meza de Villa, Laurencio Meza Arce y Silvia Aguilar de Meza, Miguel Ruíz Viramontes y Socorro Avilés de Ruíz, a quienes en nombre de nuestra familia y la de Jesús Martínez les estaremos por siempre agradecidos ¡En hora buena muchachos, que Dios los bendiga!
Así, un sencillo acto propuesto para cinco o seis horas se prolongó por más de diez horas de música, baile y camaradería convirtiéndose en una fiesta popular sin precedente en la historia social de Guerrero Negro.

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